Elige uno de los tres comentarios y responde a sus correspondientes preguntas:
Texto 1
-Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de goces mi alma está llena; ¿a mí me buscas? -No es a ti, no.
-Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro;
puedo brindarte dichas sin fin; yo de ternura guardo un tesoro; ¿a mí me llamas? -No, no es a ti.
-Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz; soy incorpórea, soy intangible; no puedo amarte. -¡Oh, ven; ven tú! |
Preguntas sobre el texto:
1.- Explica adecuadamente el tema de la composición, en relación con sus recursos literarios.
2.- Analiza la métrica del texto.
3.- Clasifica el tipo de texto, de acuerdo a sus rasgos formales más relevantes.
4.- Explica a qué época y movimiento literario pertenece el texto.
5.- Busca en el diccionario el significado de las siguientes palabras y escribe una oración de ejemplo inventada con cada una de ellas: dichas, intangible, goces, incorpórea.
6.- Analiza morfológicamente la siguiente oración del texto: "yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de goces mi alma está llena"
7.- Analiza sintácticamente la siguiente oración del texto: "Mi frente es pálida; mis trenzas, de oro; puedo brindarte dichas sin fin"
Texto 2
Para exponer mis ideas con mayor claridad y exactitud, dividiré al pueblo en dos clases: una que trabaja y otra que huelga; comprenderé en la primera todas las profesiones que subsisten del producto de su trabajo diario, y en la segunda las que viven de sus rentas o fondos seguros.
Este pueblo necesita diversiones, pero no espectáculos. No ha menester que el Gobierno le divierta, pero sí que le deje divertirse. En los pocos días, en las breves horas que puede destinar a su solaz y recreo, él buscará, él inventará sus entretenimientos; basta que se le dé libertad y protección para disfrutarlos. Un día de fiesta claro y sereno, en que pueda libremente pasear, correr, tirar a la barra, jugar a la pelota, al tejuelo, a los bolos, merendar, beber, bailar y triscar por el campo, llenará todos sus deseos, y le ofrecerá la diversión y el placer más cumplidos. ¡A tan poca costa se puede divertir a un pueblo, por grande y numeroso que sea!
Sin embargo, ¿cómo es que la mayor parte de los pueblos de España no se divierten en manera alguna? Cualquiera que haya corrido nuestras provincias habrá hecho muchas veces esta dolorosa observación. En los días más solemnes, en lugar de la alegría y el bullicio que debieran anunciar el contento de sus moradores, reina en las calles y plazas una perezosa inacción, un triste silencio, que no se pueden advertir sin admiración y lástima. [...] ¿Quién será el que no se sorprenda y entristezca a vista de tan raro fenómeno?
No es de este lugar descubrir todas las causas que concurren a producirle; sean las que fueren, se puede asegurar que todas emanarán de las leyes. Pero sin salir de nuestro propósito no podemos callar que una de las más ordinarias y conocidas está en la mala policía4 de muchos pueblos. El celo indiscreto de no pocos jueces se persuade a que la mayor perfección del gobierno municipal se cifra en la sujeción del pueblo, y a que la suma del buen orden consiste en que sus moradores se estremezcan la voz de la justicia, y en que nadie se atreva a moverse ni cespitar5 al oír su nombre. En consecuencia, cualquiera bulla, cualquiera gresca o algazara recibe el nombre de asonada y alboroto; cualquiera disensión, cualquiera pendencia es objeto de un procedimiento criminal, y trae en pos de sí pesquisas y procesos, y prisiones y multas, y todo el séquito de molestias y vejaciones forenses. Bajo tan dura policía, el pueblo se acobarda y entristece, y sacrificando su gusto a su seguridad, renuncia a la diversión pública e inocente, pero, sin embargo, peligrosa, y prefiere la soledad y la inacción, triste a la verdad y dolorosa, pero al mismo tiempo seguras.
[...] Se dirá que todo se sufre, y es verdad: todo se sufre, pero se sufre de mala gana; todo se sufre, pero ¿quién no temerá las consecuencias de tan largo y forzado sufrimiento? El estado de libertad es una situación de paz, de comodidad y de alegría; el de sujeción lo es de agitación, de violencia y disgusto; por consiguiente, el primero es durable, el segundo expuesto a mudanzas. No basta, pues, que los pueblos estén quietos; es preciso que estén contentos, y sólo en corazones insensibles o en cabezas vacías de todo principio de humanidad y aún de política, puede abrigarse la idea de aspirar a lo primero sin lo segundo.
Preguntas sobre el texto:
1.- Explica el tema y la idea principal del texto.
2.- Resume el contenido del texto en un párrafo que no supere las 5/6 líneas.
3.- Clasifica el tipo de texto, de acuerdo a sus rasgos formales más relevantes.
4.- Explica a qué época y movimiento literario pertenece el texto.
5.- Busca en el diccionario el significado de las siguientes palabras y escribe una oración de ejemplo inventada con cada una de ellas: algazara, huelga, solaz, disensión.
6.- Analiza morfológicamente la siguiente oración del texto: "No basta, pues, que los pueblos estén quietos; es preciso que estén contentos"
7.- Analiza sintácticamente la siguiente oración del texto: "Se dirá que todo se sufre, y es verdad: todo se sufre, pero se sufre de mala gana"
Texto 3
Me permitiréis, amados niños, que antes de referiros los grandes sucesos de que fui testigo diga pocas palabras de mi infancia, explicando por qué extraños caminos me llevaron los azares de la vida a presenciar la terrible acción de Trafalgar.
Yo nací en Cádiz, y en el famoso barrio de la Viña. Mi nombre es Gabriel Araceli, para servir a los que me escuchan… Cuando aconteció lo que voy a contaros, el siglo XIX tenía cinco años; yo, por mi confusa cuenta, debía de andar en los catorce.
Dirigiendo una mirada hacia lo que fue, con la curiosidad y el interés propios de quien se observa, imagen confusa y borrosa, en el cuadro de las cosas pasadas, me veo jugando en la Caleta con otros chicos de mi edad, poco más o menos. Aquello era, para mí, la vida entera; más aún, la vida normal de nuestra privilegiada especie; y los que no vivían como yo me parecían seres excepcionales del humano linaje, pues en mi infantil inocencia y desconocimiento del mundo yo tenía la creencia de que el hombre había sido criado para la mar, habiéndole asignado la providencia, como supremo ejercicio de su cuerpo, la natación, y como constante empleo de su espíritu, el buscar y coger cangrejos, ya para arrancarles y vender sus estimadas bocas, que llaman de la Isla, ya para propia satisfacción y regalo.
Entre las impresiones que conservo está muy fijo en mi memoria el placer entusiasta que me causaba la vista de los barcos de guerra, cuando se fondeaban frente a Cádiz. Como nunca pude satisfacer mi curiosidad, viendo de cerca aquellas formidables máquinas, yo me las representaba de un modo fantástico y absurdo, suponiéndolas llenas de misterios.
Afanosos para imitar las grandes cosas de los hombres, los chicos hacíamos también nuestras escuadras, con pequeñas naves, rudamente talladas, a que poníamos velas de papel o trapo, marinándolas con decisión y seriedad en cualquier charco de Puntales o la Caleta.
Preguntas sobre el texto:
1.- Explica el tema y la idea principal del texto.
2.- Resume el contenido del texto en un párrafo que no supere las 5/6 líneas.
3.- Clasifica el tipo de texto, de acuerdo a sus rasgos formales más relevantes.
4.- Explica a qué época y movimiento literario pertenece el texto.
5.- Busca en el diccionario el significado de las siguientes palabras y escribe una oración de ejemplo inventada con cada una de ellas: providencia, referiros, linaje, marinándolas.
6.- Analiza morfológicamente la siguiente oración del texto: "yo me las representaba de un modo fantástico y absurdo, suponiéndolas llenas de misterios"
7.- Analiza sintácticamente la siguiente oración del texto: "Mi nombre es Gabriel Araceli, para servir a los que me escuchan"
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