Nota: para la realización de estas actividades, procura seguir la clase correspondiente en el canal, en el siguiente enlace: https://youtu.be/EuJ1hEHyzlM (sesión 1) y https://youtu.be/-L_F_0XYQjk (sesión 2)
Además, es muy recomendable consultar, sobre este mismo asunto, las páginas 56 y 57 (1º de Bachillerato) y las páginas 44 y 45 (2º de Bachillerato).
Propuesta de comentario 1
El texto está formado por tres párrafos, el primero se dedica a una introducción, el segundo al desarrollo y el tercero a una conclusión. En el texto hay un uso formal del lenguaje, y su intención es convencernos de una idea. Predomina la función apelativa. Hay una metáfora, la del laberinto, y otros recursos literarios. En el texto se emplean sustantivos (laberinto, maestro, ignorancia), adjetivos (primario, desbordante, densa) y pocos adverbios. Los verbos están casi todos en presente (está, es, señala).
Es un texto argumentativo porque argumenta, da argumentos para convencer de su idea. La tesis está colocada al final, y por eso el texto es un texto inductivo. La escritora no hace un uso normal del lenguaje. Puede que se haya publicado en la prensa.
[...]
Propuesta de comentario 2
A) Plano de la clasificación (tipología textual)
El texto es una defensa del papel del profesor vocacional y del alumno con disposición para aprender. De ahí se deduce que es un texto argumentativo, que por su lenguaje literario y elaborado podría formar parte de un discurso sobre la enseñanza, o de un texto de carácter formal, en cualquier caso. Su ámbito discursivo es el campo de las humanidades, relacionado con la cultura y la filosofía.
B) Plano morfológico-sintáctico (uso del lenguaje y recursos)
El texto está escrito en un registro culto, como puede verse en el empleo de un vocabulario preciso y adecuado al tema. La función principal del lenguaje es la literaria, con voluntad de estilo marcada por la presencia de adjetivos antepuestos o pospuestos a sustantivos abstractos de gran poder evocador ("la inicial resistencia", "un tiempo vibrante y calmo", "el vértigo de la distancia") y abundante empleo de recursos literarios como la metáfora (la ignorancia como un laberinto), la comparación (la enseñanza como un día que amanece), la personificación (la duda que se "agazapa") o la hipérbole (la visión del maestro como un profeta).
Todas estas figuras están encaminadas a un juego de opuestos, la ignorancia frente al saber, que están cargados de connotaciones negativas y positivas respectivamente. Así, a la primera se la asocia con sustantivos peyorativos como "Minotauro", "violencia" o "ímpetu", mientras que al conocimiento se lo asocia con referencias positivas, como los sustantivos "verdad", "luz", "diálogo" o "quietud". El empleo de adjetivos es escaso en el texto, pero cuando aparecen son explicativos y refuerzan esta contraposición de modo valorativo, como "oscuro laberinto", frente a "tiempo vibrante". Por su parte, los tiempos verbales predominan en el uso recto del presente, para indicar que la realidad de la enseñanza no conoce épocas.
Por último, el texto tiene una enorme subjetividad, lo que permite señalar también la función expresiva como muy importante en el texto. La mayor parte de argumentos que la autora da a favor de los educadores es de carácter subjetiva (de calidad, principalmente, al considerarlos dotados con un don especial que permite progresar a la sociedad, y en un sentido de calidad inferior a aquellos que rechazan al maestro y se resisten a salir de su ignorancia). La función apelativa del lenguaje se ve reflejada en la naturaleza filosófica del texto, que invita a la reflexión del lector no solo sobre la postura de la autora en este debate, sino también sobre su propio papel en el proceso de la enseñanza.
C) Plano léxico-semántico (mecanismos y estrategias de coherencia y cohesión)
El texto presenta una enorme coherencia tanto interna como externa. Desde el punto de vista interno se produce la unidad temática a lo largo de todo el texto, sin digresiones, sobre el valor del educador en el proceso de aprendizaje, con palabras claves como "maestro" o "alumno" presentes en todo momento y siempre asociadas a valores positivos.
La recurrencia de estas palabras se convierte en el principal mecanismo de cohesión, junto con el tono idealizado y el lenguaje literario sobre el que se sostiene. La estructura del texto, donde la idea principal se presenta en el primer párrafo pero se va desarrollando y profundizando en los siguientes, favorece la unidad y sirve de reflejo del proceso de la educación, que para la autora empieza en el maestro vocacional, continúa con la predisposición del alumno entregado ("discípulo") y termina en el diálogo que es el aprendizaje.
Ya por último, desde el punto de vista pragmático se puede considerar que este texto va dirigido a una sociedad donde la figura del maestro y la enseñanza no tienen el peso o la valoración que la autora sí considera que deberían tener. Eso explicaría el tono tan positivo, en ocasiones idealizado, con el que expresa la relación entre alumno y profesor.
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